¡Protégete de la usura! Una emergencia puede hacerte caer en las redes no sólo de defraudadores, sino en préstamos que pueden ser muy caros.
La poca cultura del ahorro en nuestro país provoca que no se tenga un fondo de emergencias, que como su nombre lo indica: ayuda a salir del paso ante un inconveniente. La mayoría de las veces, éste puede ser un accidente o enfermedad.
Mucha gente puede llegar a perder su patrimonio buscando solventar estas emergencias. Ya que, debido a la presión que sienten para conseguir dinero, llegan con prestamistas usureros que terminan quitándoles sus bienes porque los usuarios ya no pudieron pagar los altos intereses.
Los préstamos usurarios se entienden como aquellos cuyas tasas de interés están muy por encima del promedio que ofrecen las instituciones financieras reguladas. Una de las maneras en las que se puede identificar a los prestamistas usureros es ver cómo están ofreciendo sus créditos. Si lo hacen bajo promesas similares a “no checamos el buró de crédito”, ten cuidado. Ya que cobrarán altos intereses por el riesgo que están corriendo al prestar dinero a alguien que no tiene antecedentes comprobables.
¿Qué puede pasar?
Primero que nada, ante la urgencia de la situación es normal, aunque poco afortunado, no pensar en la comparación. Tampoco se piensa si se podrá pagar o simplemente si te alcanzará el dinero para enfrentar este compromiso.
Se olvidan todos los pasos previos a la contratación de un préstamo, como verificar cuál es la capacidad de pago o endeudamiento que tienes, si tienes otras deudas, y por cuánto tiempo tendrás que comprometer tus ingresos para pagarlo, lo que al final de cuentas resulta en un sobreendeudamiento con altos intereses.
Esa es la historia de un gran número de mexicanos: vivir eternamente endeudados debido a préstamos con intereses por arriba del mercado. Ya que hay quien se aprovecha de ello cobrando intereses demasiado altos y dirigidos precisamente a personas con gran estrés por una situación imprevista.
Otra situación muy común es acudir a casas de empeño para dejar en garantía un bien. De acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Casas de Empeño, cada año, 35 millones de mexicanos acceden a préstamos prendarios cuyas tasas de interés pueden llegar al 372 por ciento. Esto se debe, en parte, a que las personas que llegan a pedir el crédito lo obtienen en cuestión de minutos, pero a un precio muy alto.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), recomienda que al utilizar a las casas de empeño y otras fuentes de financiamiento realices una comparación y no vayas con la primera que te encuentres para que no seas víctima de un préstamo usurario.
- Elige la institución que te ofrezca mayor liquidez por tus prendas, es decir, el mayor porcentaje de avalúo, a un menor costo o la tasa de interés más baja.
- Recurre a este tipo de crédito sólo en casos de extrema urgencia.
- Antes de empeñar, compara al menos tres casas de empeño.
- Consulta la pizarra de anuncios o pregunta al encargado sobre tasas de interés, porcentaje del préstamo, y cantidad de refrendos.
- Paga a tiempo para que no te cobren intereses moratorios y corras el riesgo de perder tu prenda.
- La Procuraduría Federal del Consumidor cuenta con un Buró Comercial, dónde podrás consultar si el contrato de adhesión de la casa de empeño está debidamente registrado, consulta esta página.
Es muy importante comparar. Según la Condusef, mientras el Costo Anual Total promedio de las casas de empeño privadas es de aproximadamente 250 por ciento, en el caso de las Instituciones de Asistencia Privada es de 120 por ciento. Así, en caso de contratar sin comparar estarías pagando más del doble de lo que te prestaron.
Es muy probable que ante una posible emergencia, se te pueda llegar a olvidar esto. Sin embargo, piensa por un momento que después de resolverla te quedarás con un problema enorme y pagarás de más por no tomarte un poco más de tiempo. Házte el hábito de comparar todos los productos y servicios financieros que vayas a usar para que no corras el riesgo de ser víctima de la usura.