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El reto de la Educación Financiera en México

educación financiera

Uno de los grandes temas controversiales en nuestro país es el tema de la educación, que como sabemos, en muchas áreas es bastante deficiente. Dentro de muchos temas que se deberían implementar dentro de la educación básica, está el tema de las finanzas personales, ósea, educación financiera ya que en su mayoría, los mexicanos no sabemos manejar nuestro dinero. 

¿Cuántos hemos escuchado al tío o al amigo que nos cuenta que así como le llega su quincena se le va por todas las deudas que tiene, o al conocido que gana “bien” pero nunca tiene dinero por no saberlo administrar correctamente?

Por otra parte, al tener tal desconocimiento del tema, muchas personas también optan por hacerse de “préstamos” o “facilidades de pagos”, donde terminan pagando hasta el doble  de lo que están consumiendo, yéndose con la finta de hacer pagos semanales muy pequeños a plazos muy grandes.

Desafortunadamente, muchas instituciones se aprovechan de la desinformación de la gente para poner en práctica este tipo de “pagos fáciles” donde terminan generando a los usuarios deudas que no terminan de pagar nunca y se convierten en un serio problema que afecta a toda la familia. 

La raíz del problema

Desgraciadamente (y si, tenemos que reconocerlo), la raíz de todos estos problemas es la falta de educación financiera ya que al final, de donde terminamos aprendiendo es de ver a nuestros padres o conocidos, en nuestro hogar básicamente y ellos, al estar también mal informados sobre el tema, los imitamos, generando un ciclo de desinformación y prácticas poco convenientes para nuestra economía, haciendo de estas, algo “normal”. 

El tema de la falta de educación financiera no discrimina estatus socioeconómico ya que, también existen casos donde grandes empresas se van a la quiebra por tener una mala administración de sus recursos, o el típico caso de aquel que hereda una buena cantidad de dinero y a lo pocos meses ya no le queda nada. 

Al final, nadie aprende en cabeza ajena y hasta que no nos vemos envueltos en situaciones económica desfavorable, ponemos sobre la mesa los elementos que nos llevaron a la situación y comenzamos a analizar cómo resolverlo. 

Si quieres liquidar tus deudas y no sabes por dónde comenzar, te invitamos a leer nuestro blog Bola de Nieve: De la teoría de resolver deudas a la práctica 

Educación financiera en la escuela

Imaginemos por un momento que desde los niveles de educación básica, pudiéramos tener acceso a una buena educación financiera donde nos enseñaran cosas tan básicas como administrar nuestros dinero, hasta cosas un poco más complejas como aprender a usar un crédito, a invertir y a ahorrar. El panorama de la economía de los mexicanos sería muy diferente y por consecuencia el del país también. 

Para Prestadero, el tema de la educación financiera es un tema de suma importancia y por eso, al igual que algunas instituciones, estamos implementando programas donde enseñamos a nuestros usuarios cosas tan básicas como ahorrar, saber qué es el historial crediticio, quitar algunos tabúes como lo es el Buró de Crédito, y hasta ayudar a nuestros inversionistas principiantes a saber diversificar y conocer los riesgos y ventajas de una inversión. 

Al final, recordemos que todos vamos en el mismo barco y si se hunde, nos hundimos todos con él. Los grandes cambios no se dan de un día para otro, pero trabajando poco a poco podemos poner nuestro granito de arena para que la situación de nuestro país pueda ir mejorando. 

Si quieres incrementar tu ahorro para el retiro, te invitamos a leer el blog: Haz crecer tu ahorro para el retiro

 

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¿Cómo leer tu estado de cuenta bancario?

El estado de cuenta es tuyo pero no te va a pertenecer hasta que lo conozcas del todo. No es complicado reconocer los puntos que necesitas para mantenerte al día en tu cuenta, pero lo primero que necesitas hacer es leer de arriba abajo y al revés todo lo que tiene que ver, sabiendo diferenciar entre un estado de débito o crédito. ¡Ah! Por cierto, nunca descartes las letras chiquitas.

Tarjeta de débito.

En el estado de cuenta de una tarjeta de débito primero que nada encontrarás tu información personal: nombre, dirección, los datos de tu cuenta y la vigencia.

En la parte de movimientos podrás notar que se hacen desde el primero al último día del mes y así se lleva un registro más preciso de los detalles de la cuenta. Así mismo, puedes leer el tipo de tarjeta que tienes, el saldo anterior y el saldo al corte, además de todos los ingresos y egresos de la cuenta durante el mes.

¿Ya sabes cuál es tu número de cuenta y Clabe interbancaria? No los dejes al final, ya que esos son identitarios y únicos. Los necesitarás para hacer cualquier movimiento relacionado a tu cuenta.

Tarjeta de crédito.

Vas a encontrarte con números y términos no cotidianos. Es importante saberlos, sin embargo, nosotros nos vamos a enfocar primero en lo más esencial revisando que desde tu nombre esté redactado correctamente, así como todos tus datos personales.

Una vez corroborados estos datos iniciales, podemos empezar a desmenuzar lo que leíste desde una perspectiva pequeñita, pero igual de importante ya que, veremos la recopilación de esa información en un documento emitido por tu entidad financiera.

 

  • Fecha de corte:

Es el momento preciso en que se reúnen los importes a pagar por el uso de tu tarjeta, es decir, es el día final para contabilizar tus compras o lo que utilizaste del crédito hasta ese momento. Ese monto no se puede usar hasta que se pague en un periodo de tiempo establecido, sin embargo, puedes disponer del saldo sobrante del crédito- si tu crédito es mayor a lo que gastaste-. Debes saber que siempre se hará porque no es un borrón y cuenta nueva, más bien, es el registro para ti y las instituciones financieras del control de gastos mensuales. Es el día  que indica la suma del dinero gastado o pagado en el periodo establecido- 30 días- a partir de la fecha de corte anterior.

Esta fecha debe ser siempre la misma y debes conocerla porque así podrás usarla a tu favor. Si realizas compras después de tu fecha de corte tendrás, más tiempo para realizar el pago. No la olvides, si es necesario anótala en post-it visibles hasta que la recuerdes.

 

  • Fecha límite de pago

Es importante conocerla y tenerla como recurso de emergencia, sin embargo, no es recomendable que dejes tu pago al último momento.

No la confundas con tu fecha de corte, ya que esta no puede operar si no se realiza primero el corte de mes de tu crédito. La podemos ver como el colchón de tiempo que nos brindan para efectuar el pago, normalmente son de 15 a 20 días después del corte. Pero no te confíes, es una fecha final que considera tu banco para registrar y sumar el movimiento a tu cuenta, y de no realizarlo a tiempo, te generará intereses.

 

  • Pago mínimo

Es la cantidad mínima solicitada -por la entidad bancaria que te otorgó tu crédito- a abonar a tu cuenta para mantenerla al corriente y evitar que te manden al lado oscuro del buró de crédito. Debes considerar que aunque esta cantidad se vea atractiva por lo baja que es, aproximadamente el 70% se va a pagar intereses, por lo que a largo plazo, si continúas con la tendencia de pagar únicamente el mínimo, tu deuda se puede volver imposible de solventar.

Como recomendación, identifica este monto y úsalo solo en caso de que por alguna cuestión extraordinaria, no puedas realizar el pago total de tu saldo a la fecha de corte, o un monto intermedio entre el pago mínimo y el total.

 

  • El monto del que dispones

Conoce el dinero que tienes aún disponible en tu cuenta, para ello debes poder identificar estos tres conceptos:

  1. Límite de crédito: es el monto autorizado por la institución que te ha otorgado el crédito
  2. Saldo anterior y saldo nuevo: tu saldo anterior es el monto total que adeudas por los movimientos  del mes anterior y el saldo nuevo es la suma de los movimientos del mes actual.
  3. Crédito disponible: Con base en tus gastos, esta cantidad es la que tienes disponible para utilizar, es decir,  el monto que aún tienes autorizado de tu límite de crédito.

¡Sé uno de tantos usuarios que le sacan el máximo y sé una persona responsable al utilizar una cuenta bancaria!

Pon la atención suficiente y date el tiempo de comprender todos estos detalles que componen a tu estado de cuenta, aprendetelos y ve cómo funcionan.

Independientemente de que sea de débito o crédito necesitas saber cómo leer tu estado de cuenta. En el caso del crédito, no correrás el riesgo de olvidar las fechas de pago, tendrás presente el monto del crédito aprovechando las ventajas que los servicios financieros te pueden ofrecer, y así evitarás: intereses y un tache en tu buró de crédito.

En pocas palabras sabrás manejar tu crédito de la manera más benéfica para ti y no sabrás lo que es endeudarse. En el caso de la de débito, podrás generar un historial de ingresos fijos para poder ser sujeto a crédito al momento de solicitar uno, sin mencionar que tendrás el control de tus finanzas personales.

Si no sólo quieres saber cómo leer tu estado de cuenta, sino también elegir el mejor crédito para ti, te recomendamos: Tu primer crédito, ¿cómo sentirte seguro al solicitarlo?

 

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Tu primer crédito: ¿Cómo sentirte seguro al solicitarlo?

Si estás iniciando tu vida en el mundo de los créditos o estás pensando seriamente solicitar uno, este blog te va a ayudar a que te sientas seguro al momento de elegir y comenzar a utilizar tu primer crédito.

Comencemos por lo básico, ¿qué es un crédito y qué tipos de crédito existen?

La palabra crédito deriva del latín credititus, que significa ‘confianza’ y es una operación de financiación a través de la cuál una persona y/o institución, llamada acreedor, presta una cierta cantidad monetaria a otra persona, llamada deudor, quien desde ese momento se compromete con el acreedor a retornar esa cantidad solicitada, en el plazo estipulado, más una cantidad adicional que son los intereses.

Ahora hablemos sobre los tipos de crédito más comunes y los que a ti te pueden interesar como opción para tu primer crédito.

Crédito personal: Es el préstamo que realiza una entidad financiera a una persona, es decir, si tienes 18 años puedes ir a solicitar un crédito de este tipo.  En cada entidad financiera sus términos y condiciones son diferentes pero sin duda puedes encontrar alguno que se adapte a tus necesidades.

No tienen que tener un destino en específico, cuenta con un plazo de vencimiento, se estipula la tasa de interés, se establecen las comisiones y todo esto queda asentado previamente en un contrato para que las dos partes del crédito se vean beneficiadas y respaldadas.

Crédito revolvente: Mejor conocido como tarjeta de crédito, y consta de una línea de crédito o monto, previamente autorizado por el banco otorgante. 

Este crédito puede utilizarse una y otra vez, siempre y cuando se liquide el total de tus compras a fin de mes, antes de que termine la fecha de pago; en caso contrario, tendrás que pagar intereses y tu crédito no estaría “totalmente liberado” para compras futuras.  En otras palabras, el crédito disminuye conforme se va utilizando y aumenta conforme se va pagando.

Como ejemplo, diremos que acabas de activar tu tarjeta de crédito y tu límite de crédito son $10,000. Compras un nuevo celular con tu tarjeta que cuesta $5,000, por lo que tu línea de crédito se ha reducido a $5,000. Si a fin de mes pagas el total de tu saldo, nuevamente tendrás la línea de crédito completa.

Crédito Prendario: Este crédito se otorga a cambio de una prenda, es decir un mueble registrable, como son joyas de oro y plata, electrónicos, herramientas, equipos celulares y de computo, automóviles, entre otros. Se le conoce comúnmente con el término “empeñar” y la mayoría de las personas lo utilizan para salir de un apuro financiero.  

Debes tener en cuenta que un valuador será quien determine el monto que se te puede prestar a cambio de tu prenda. Se acordará el plazo, días de pago y la tasa de interés que estarás pagando.

Crédito de financiamiento colectivo: Este crédito es un modelo nuevo y novedoso que ha surgido a raíz de que cuando una institución financiera no otorga el crédito solicitado, las personas recurren a sus familiares y/o amigos para solicitar el dinero. Es por ello que en Prestadero creamos PrestaPal, a través del cuál tu crédito puede ser fondeado por tus propios amigos y familiares, con la ventaja de que tus pagos son reportados a buró de crédito y esto, te ayudará a poder acceder a otros productos financieros como los arriba mencionados.

Después de todo este breviario cultural, he aquí algunos tips que te ayudarán a sentirte seguro contigo mism@ para elegir y solicitar tu primer crédito:

1. Saber a conciencia la finalidad del crédito y el monto que requieres

¿Para qué vas a solicitar ese crédito que tanto quieres y estás buscando?

Este es un buen punto de partida, pues te ayudará a elegir entre los diferentes tipos de crédito que existen, basándote en el objetivo que deseas alcanzar ya sea a corto, mediano o largo plazo. Así tendrás un plan de acción mejor definido, desde la cantidad que requieres hasta el plazo diferido y los pagos que deberas realizar mes con mes.

2. Investiga y compara entre diferentes opciones. 

Es importante que revises con atención cuestiones como la tasa de interés, el CAT anual, si en caso de tarjeta de crédito, la institución te cobrará comisión por no usarla durante cierto tiempo y si también existe cobro de anualidad por tener esa tarjeta. 

Existen comparadores en internet como Kardmatch, Rankia, Coru, Credy, iKiwi o Comparador Financiero, por mencionar algunos.

3. Incluye el pago de tu crédito en tu presupuesto

Es importante que tratándose de tu primer crédito, organices muy bien tus finanzas para evitar que te endeudes de más, dejes de pagar el crédito, la tasa de interés te coma viv@, y tu historial crediticio tenga una mancha negativa. Ya que la organización será crucial en este capítulo de tu vida, no sólo para poder generar un historial crediticio sano, sino para poder construir unas finanzas personales.

Con todo esto, ya estás list@ para solicitar tu primer crédito, tomando la mejor decisión.

 

 

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Seguros que deberías tener

 

Algo que nos ha enseñado este 2020 es la importancia de estar preparados para cualquier imprevisto, desde alguna incapacidad, pérdida de trabajo, enfermedad o incluso hasta la muerte, son cosas de las que no nos gusta hablar pero es necesario hacerlo. Mucha gente se abstiene de contratar seguros por la creencia de “porque pagar algo que no voy a utilizar” sin embargo, en cuanto a percances se refiere, estamos jugando a la ruleta rusa, efectivamente hay personas que afortunadamente no los utiliza pero… imagínate encontrarte en una situación donde realmente pudieran ayudarte a salir de apuros.

Puedes hacer un ejercicio muy fácil,  la comparación de cuánto te costará hacer frente a una eventualidad como un accidente o enfermedad si no cuentas con un seguro y cuánto te costaría si estuvieras cubierto.

Estos son algunos de los seguros que deberías tener como respaldo:

1. Seguro de gastos médicos

Como ya habíamos hablado, nadie está exento de algún accidente y las enfermedades están a la orden del día por lo que, tener este seguro podrá sacarte de algún aprieto en caso de no tener IMSS o ISSSTE, pero  si ya cuentas con él por parte de tu trabajo, será decisión tuya contratar uno para tener mayor seguridad en este aspecto pues puede que no sea indispensable para ti.

2. Seguro de vida

Estos temas podrían ser complicados de tratar pero es algo de lo que se tiene que hablar. A todos nos toca en algún momento u otro, algunos antes que a otros pero nos toca, por lo tanto, tener un seguro de vida no ayuda a los que se van, sino a los que se quedan. Los gastos funerarios pueden llegar a ser costosos y según las tradiciones de cada familia podrían llegar a incrementar por lo que este tipo de seguro ayudará a aliviar estos gastos y dejarle tranquilidad a tus familiares mientras su economía se estabiliza.

3. Seguro de ahorro para el retiro

En otras ocasiones ya habíamos tocado este tema y no está demás hacerlo de nuevo. Para las generaciones anteriores el Afore era un buen respaldo sin embargo después de los cambios en la ley, para las nuevas generaciones realmente es una burla lo que te dan para “vivir”. Ya sea con una cuenta de ahorro o (de preferencia)  inversión, tenemos que estar preparados para cuando ya no podamos seguir trabajando y garantizar una vejez digna.

Ahora que ya estás informado sobre los seguros que son indispensables en nuestra vida, date la oportunidad de traer tranquilidad a tu vida y a la de tu familia ante cualquier contingencia. Como dicen por ahí, es mejor tener un seguro y no utilizarlo, que no tenerlo y necesitarlo.

También de puede interesar leer: Testamento: ¿por qué hacerlo es buena idea?

 

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