Es difícil controlar al comprador que todos llevamos dentro, pero te daremos algunos consejos sobre cómo evitar comprar compulsivamente.
Lo primero que debemos de borrar de la lista es pensar que las compras son una terapia, no sólo las mujeres, todos los seres humanos. Debemos aceptar el gusto por las compras, pero si pensamos que nos servirá para sentirnos menos tristes, será el pretexto perfecto para despilfarrar.
El problema no es comprar, el problema es que no sabes respetar tus límites, es decir, tu presupuesto. No está mal darse un gusto, lo que es incorrecto es que quieras solucionar un problema a través de esto. Al final no lo solucionarás y tendrás dos problemas: el emocional y el financiero.
Lo peor de todo es que viendo de dónde sacas para pagar todo lo que compraste sin pensar un solo segundo si realmente lo necesitabas, derrumbas el esfuerzo de meses para cumplir con alguna de tus metas.
Por ello es importante que no dejes que tus emociones controlen tu vida, ¿cómo hacerlo? Aquí algunos consejos que estamos seguros podrás aplicar de manera sencilla cuando sientas el impulso de comprar:
- Limita tu tentación: una forma de limitar la tentación es que cuando salgas de compras o simplemente a la calle, es llevar el dinero limitado. En muchas ocasiones traemos un billete, pero en un abrir y cerrar de ojos lo cambiamos y sólo nos quedan monedas.
- Respeta el presupuesto: tu presupuesto es una herramienta a tu favor, y es que una vez que los has realizado tienes conciencia sobre cuánto puedes gastar y cuándo estarás rebasando esos límites. Que se convierta en Pepe el grillo; tu conciencia te estará recordando hasta dónde puedes pagar.
- Cuídate de las necesidades creadas: Todos tenemos necesidades básicas, pero hay que reconocer que la mercadotecnia ha creado necesidades innecesarias. Si bien tenemos la necesidad de vestirnos, no por fuerza lo tenemos que hacer con ese pantalón carísimo que se anuncia en televisión; eso es una necesidad creada.
También puedes hacer un esfuerzo por pensar tu compra. Si viste algo que te gustó mucho y crees que es necesario, toma la decisión con la cabeza fría, es decir, regresa al día siguiente si estás seguro que realmente lo necesitas. En muchos de los casos al llegar a casa con la compra, nos damos cuenta que ya teníamos algo muy similar, o simplemente no era tan necesario.
La línea entre el consumismo irracional y el inteligente es muy delgada, pero sin duda si aprendes la diferencia estarás en el preámbulo para tener una vida con equilibrio, donde lo más importante sea lograr tus planes, metas u objetivos, y no ceder ante un arrebato momentáneo del que tal vez te puedas arrepentir y dañe severamente a tus finanzas personales.